El sueño hecho realidad
Instalada en su hogar de Newberg, en las afueras de Portland, en E.U., Gabe se puso manos a la obra para hacer realidad su sueño. A finales de los años sesenta empezó a edificar una casa en un bungalow de hormigón de unos mil m2. La obra vería su fin en mil novecientos ochenta. Le costó 15.000 dólares. Y diez años de duro trabajo. La casa, eso sí, cumplía su propósito: conseguía limpiarse por sí sola.
Un sistema de aspersores colgados del techo se ocupaba de hacer la mayoría del trabajo. El primer chorro lanzaba una mezcla de agua y jabón a las paredes y al suelo. El segundo, enjuagaba. Igualito que un lavadero de coches. Después, un chorro de aire caliente se ocupaba de secarlo todo. Todo el process se ponía en marcha apretando un solo botón, mientras que Gabe se agazapaba bajo un paraguas.
En total, la limpieza duraba una hora. El agua corría por los suelos desequilibrados que había desarrollado Gabe cara a un sumidero que conducía el agua a la casa del perro. También este era lavado de manera automática. La limpieza de los platos sucios ocurría en los armarios de la cocina. Los platos estaban puestos en estanterías y se lavaban en el propio sitio con un sistema de aspersores.
Gabe diseñó además de esto un complejo mecanismo en el que la ropa era lavada y secada mientras que estaba colgada de perchas en un guardarropa hermético. Una vez secas, una cadena llevaba las prendas al guardarropa. El baño y el lavamanos asimismo se limpiaban solos.
¿Interesante? Nos cuentan aún más cosas de esto en: Francesc Gabe: La mujer que inventó una casa que se limpiaba sola
https://www.youtube.com/watch?v=TwqMmARMaF4